“Falsa ayuda”
Mateo 7, 1-5
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No juzguéis y no os juzgarán. Porque os van a juzgar como juzguéis vosotros, y la medida que uséis, la usarán con vosotros. ¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Déjame que te saque la mota del ojo”, teniendo una viga en el tuyo? Hipócrita: sácate primero la viga del ojo; entonces verás claro y podrás sacar la mota del ojo de tu hermano».
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No me cabe la menor duda de la buena intención de las personas en cuanto a ayudar a los demás se refiere, hay quien lo hace totalmente en un espíritu de servicio altruista y desinteresado, hasta quienes cobran los favores.
Pero lo que más me preocupa es aquella ayuda que te brindan a su muy particular manera de cada persona, aquella que según sus criterios sería la mejor para el bien de la otra persona, que en realidad no es ayuda porque pretenden estar a tu disposición cuando en realidad están truncando el verdadero respaldo, además de mezclar los propios problemas y traumas en su solución.
Te ayudan a su manera, con muy buena intención, pero sin estar capacitados para ello y aunque tengan los recursos a la mano no los utilizan. Es más lo que estorban que lo que ayudan, y en el plano de la fe, no se diga, te juzgan con un juicio acomodado a su vida para no ser severos ni contigo, ni consigo mismos; moralmente no pueden, su pecado se los impide, y lo que suelen hacer es remarcar tu pecado para desviar la atención del suyo.
Falta autenticidad, estar capacitados y libres de tapujos personales para poder ayudar, falta integridad, si no a su vez tu problemas se los comerá enteros, hay que ver claro para poder ayudar, porque las vigas que nos ciegan, sólo dejan ver el mal, pero no la solución. Hay que quitar la hipocresía y entonces ya estarás de raíz ayudando, si no, será una falsa ayuda.